Todas las personas que conocemos nos marcan y para David Catá, se convierten en la principal motivación artística, explora así su identidad y sobre todo, consigue establecer un diálogo consigo mismo. Canaliza el olvido y la memoria en toda práctica artística que se precie como la fotografía, la composición musical o la escultura.
Tu trabajo se basa en agrandar el olvido y hacerlo de alguna manera perenne. ¿Cómo llegan los temas del miedo a la perdida o la memoria a convertirse en tus ejes creativos y artísticos?
Pienso que esta preocupación tuvo su origen durante mi adolescencia, al menos de una forma más intensa, ya que desde que tengo uso de razón recuerdo que siempre ha sido algo que me ha preocupado. Esa preocupación cobró sentido a través de mi relación con mi bisabuela, cuando vino a vivir a mi casa. Era una mujer de viejas costumbres, supersticiosa y muy creyente. Teníamos una relación muy estrecha, a pesar de ver la vida de forma distinta, nos unía el miedo al olvido, a la pérdida y al dolor, que ambos sufrimos. Tuve una adolescencia difícil, era una persona muy introspectiva y bastante tímida, eso me dificultaba relacionarme con la gente. Las tardes las pasaba entre el mis clases de música y mi casa, con mi bisabuela, que me contaba historias familiares, leyendas, mitos… Poco a poco fue creciendo en mi el impulso y necesidad de exteriorizar todo lo que no podía expresar con palabras. El arte se fue convirtiendo en mi forma de expresión y purificación, me hacía sentir bien.
Los proyectos transmedia están en auge; lo tuyo viene a ser algo así, pero en terrenos artísticos más tradicionales. ¿Cómo es el proceso de integración de diversas plataformas artísticas en un mismo proyecto?
Desde mi experiencia, es un proceso muy interesante. Ver cómo se materializa un tema a través de diferentes medios. Al final todo acaba dialogando entre sí. Hoy en día cada vez son mas difusos los límites entre pintura, fotografía, escultura, mes llegar al expectador, despertar algo en su interior que e sse materializa una misma preocupaciúsica... Lo que interesa es llegar al espectador, despertar en su interior algo que capte su atención, que le haga pensar, sentir y reflexionar. Al utilizar diferentes procesos para llegar a él, si se utilizan de la forma correcta, puedes llegar a través de varios sentidos al mismo tiempo, la vista, el tacto, el oído…
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Dicen que el desorden empodera la creatividad de alguna forma, ¿hay cabida para el desorden en la forma de planificar tu espacio físico en el que trabajas y sobre todo el mental a la hora de pensar, reflexionar y crear?
Por supuesto, dentro de mi orden tengo un desorden considerable. Tengo que tener mi estudio bien organizado, lo ordeno una vez a la semana, también es verdad que a los pocos minutos vuelve a estar patas arriba, rápido comienzo a sacar pinturas, materiales, imágenes, y como la mayor parte de las veces trabajo hasta muy tarde, al final me voy sin recoger. Mi proceso creativo es bastante intuitivo, comienzo con una idea general, un impulso que me obliga a dejar todo de lado y empezar a trabajar en eso. La mayor parte de las veces tengo claro lo que busco a pesar de que casi nunca el resultado es como me lo imagino al principio. Eso me encanta, la capacidad que tenemos de sorprendernos a nosotros mismos es lo que le da emoción, fuerza y presencia. Una vez tengo más o menos planteado el proyecto, reflexiono sobre lo que estoy haciendo, escribiendo lo que se me viene a la mente a la hora de trabajar. No me gusta ponerme límites, trato de ser lo más fiel a mi mismo, a mi modo de ver y sentir.
La base de tu obra son tus propios amigos, familiares y en muchos casos, autorretratos o mejor dicho auto representaciones, ¿el proyecto se crea y se inspira en ellos o ellos son los que inspiran el proyecto?
Depende del proyecto. Generalmente en todos mis trabajos me inspiro en mi yo interior; miedos, traumas, preocupaciones, estas personas forman parte de esos miedos y se convierten en el canal a través del cual materializo o plasmo esos sentimientos. Se puede decir que constantemente estoy realizando un autorretrato íntimo, a pesar de no ser yo el que aparece. Necesito hacer mío ese sentimiento para poder trabajar con él de una forma auténtica y sincera. Por ejemplo, en el proyecto Cicatrices abiertas, en el que todavía sigo trabajando, hablo sobre la Guerra Civil a través del relato vivencial de mi abuela Lolina, ella se convierte en la protagonista. Desde muy pequeño he podido ver y sentir como vivía atormentada por el drama de la guerra, que destrozó su familia. Ese relato se convirtió en propio, un recuerdo heredado que materializo a través de la fotografía, la performance, la videocreación y la música.
La construcción de la identidad es un proceso personal pero que no todos consiguen desarrollar satisfactoriamente, ¿cómo crees que se forja una personalidad?
Pienso que la identidad se forma a través de nuestro entorno y vivencias. Es imposible ignorar lo que ocurre a nuestro alrededor, acontecimientos que nos marcan y nos dejan huella. Está claro que hay rasgos de nuestra identidad que son genéticos pero la vida nos hace madurar de una forma u otra.
Cinco años son los que dividen la serie de fotografías Bajo mi piel y la composición musical propia sobre estas fotografías, parece que es difícil cerrar el proceso creativo de un determinado proyecto. ¿Hasta que punto te mantienes conectado a los proyectos o temas? ¿Se podría decir que podría llegar a obsesionar?
Sí, vivo obsesionado con estos temas, siempre me han preocupado y puedo decir que nunca doy cerrado un proyecto por completo, siempre queda algo sobre lo que quiero seguir investigado o, que con el tiempo descubro o tengo la necesidad de abordar de otro modo. El proyecto Bajo mi piel, lo di por cerrado en su día, sin embargo, hace unos meses mientras tocaba el piano vino a mi mente una de esas fotografías y comencé a componer. La melodía que surgió hizo que lo retomase. Actualmente estoy trabajando en la pieza de videoarte que acompañará a la composición musical.
Cuando trabajo no me centro en un único proyecto, si no que al mismo tiempo puedo estar con varios proyectos. De este modo me mantengo más despierto creativamente hablando.
Las entrevistas convencionales suelen acabar con la típica pregunta de proyectos futuros pero en lugar de eso… La tecnología avanza a pasos agigantados donde ya se habla de la posibilidad de integrar microchips en nuestras mentes para así crear memorias artificiales que se conectan a robots para que de alguna forma, las memorias y recuerdos de una persona se mantengan después de morir. ¿Qué opinión te ofrece todo esto?
Me parece un debate muy interesante. ¿Hasta que punto es bueno o malo recordar y hasta que punto es bueno/malo olvidar? La verdad es que me daría miedo poder recordar todo lo que vivo, creo que para vivir hay que poder o saber olvidar algunas cosas.
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