Prefiere trabajar en exteriores porque le gusta la aventura, lo que no quiere decir que ésta no se pueda dar en el estudio, donde se deja llevar por la abstracción y la búsqueda. La calle le da “subidón” por las casualidades fortuitas. Sus fotos son siempre una propuesta abierta ya que para él la fotografía es un lenguaje que ofrece muchas interpretaciones, como cualquier otra ficción. Aunque reivindica el Raval de Barcelona como base de operaciones, Daniel Riera es un nómada de nuestro tiempo a quien el mundo se le ha quedado pequeño después de disparar con su cámara en lugares insospechados para los grandes nombres de la moda. Sus trabajos son reconocibles por la limpieza visual, la luminosidad y por una mirada divertida. En los últimos años su carrera internacional ha sido imparable, pero parece que el 2015 marcará el inicio de una apuesta más personal en su obra.
¿Te planteaste dedicarte a la fotografía de moda cuando estudiabas Bellas Artes?
¡En absoluto! Empecé Bellas Artes pensando más en una faceta artística o que haría fotos para exponerlas en una galería. Por aquel buen momento en Barcelona empecé a publicar con facilidad en medios independientes siempre filtrado por el ámbito moda. La moda es el soporte, te da la pista para que experimentes y vayas hacia donde tú quieras. Te permite cierta libertad a pesar de todos los condicionantes.
¿Qué tipo de condicionantes?
¡Hay muchos! Engloban un espectro muy amplio: una revista “mainstream” tiene unos, una independiente otros y las marcas también. Con estos condicionantes haces tus fotos tan tuyas como puedas, aunque no siempre lo consigas. Hay veces que los condicionantes te aplastan completamente.
¿Te frustra?
Tengo una capacidad amplia de disfrutar de la vida, así que la frustración intento llevarla bien... De todo se aprende. Con los años vas entendiendo que tienes que apostar por lo tuyo, si no se dan mensajes equívocos.
¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando para medios de prestigio como Vogue Hommes International, V Man, WSJ, The Gentlewoman o Fantastic Man? ¿Aceptas sus condiciones?
De muchos de los que citas sí porque confío en que harán una buena edición del trabajo. En otros casos no sabes qué pasará con tus fotos cuando las entregas. A veces ves que han eliminado varias, han cambiado el orden que tenías en la cabeza, o han juntado cuatro en una página… Son decisiones que se escapan de ti. También hay un primer condicionante que te pones tú mismo según la publicación para la que vas a trabajar. Igual no lo atacarías de la misma manera para otro medio. Sabes que determinadas publicaciones nunca querrán un blanco y negro, y otras sí lo valoran. Un 3200 con grano, o el desenfoque absoluto, no lo entiende todo el mundo. Pueden decir: “Está mal hecha” y es una foto más plástica, pero muy bonita… ¡Es fotografía pura! Tienes que tener en cuenta para quién trabajas. En muchos sitios hay unos rankings de lo que es, de lo que no es, todos esos tics de la moda, especialmente la femenina… Y esa manía de que tiene que verse que es una producción, cuando el tipo de trabajo que hago es austero, tendiendo a la simplicidad y a utilizar las luces del momento porque es con lo que conecto más. Los lenguajes pueden colisionar un poco y la gente puede esperar otras cosas de ti, aunque cada vez conocen más mi trabajo y saben lo que voy a ofrecer.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Hay casos en los que se sigue un proceso muy elaborado, en el que todo tiene que estar muy claro en el momento en que se dispara. Previamente he tenido una o varias “conference calls” con siete personas en las que todo se repasa exhaustivamente. Pero también puede haber otra manera de trabajar en la que sólo se conocen los elementos, pero la creación final se dará en el momento de hacer la foto. Si veo que no funciona, lo modifico. Me ha pasado, empezar una sesión y decir: “No vamos bien por ahí”, y he introducido cambios por la luz o por el día… Este momento es el mejor de la sesión y cuando se construye todo de verdad.
¿Cuál es tu relación con la luz? ¿Tiendes a buscar la luz natural?
La luz natural del estudio es maravillosa. A veces los ayudantes no te conocen y han cerrado el estudio completamente para que hagas tu luz y lo primero que les digo cuando llego es: “¿Podéis abrir todas las ventanas y todos los techos y dejarme ver qué luz hay aquí?” ¡No hay mejor luz que el sol! También hay luces artificiales que te dan otro tipo de efecto, pero es otro lenguaje. Y por muy natural que sea la luz, es una ficción absoluta. Lo has construido, por muy casual que pueda parecer. Pero me gusta mucho más la apariencia de lo real, de aquello que veo con el ojo. Es la vía que he escogido.
¿En una sesión ideal, necesitas silencio, un equipo reducido, esperas el momento en el que tienes la luz adecuada?
La luz es muy importante, pero nunca me ha obsesionado mucho que sea la de las seis de la mañana para captar la luz del alba. En Los Ángeles, si te levantas a esa hora, tienes una luz muy bonita, anaranjada, maravillosa y puedes utilizarla un par de horas. Está muy bien tenerla, pero no es imprescindible. Son otras cosas las que hacen la foto... Es más un gesto, una forma de estar o simplemente lo que hay. Me gusta trabajar con el equipo necesario, pero a veces hay mucha gente y aprendes a estar solamente concentrado en lo que está pasando delante de la cámara. Creas como una burbuja y vas a lo tuyo.
Tus trabajos destacan porque vemos a los modelos en movimiento, subiendo escaleras, de espaldas, como si fueran imágenes robadas. La simbiosis entre el entorno y la ropa también me parece muy definitorio de tu estilo.
Me gusta que el modelo no esté por mí y dejarle hacer. Le mando a dar una vuelta y vuelve. Yo estoy por ahí y voy disparando. Cuando hago editoriales de moda, me gusta captar la ropa en movimiento y que se vean los tejidos de forma muy sutil, generalmente en la calle, llevarlos a lo real. Es un placer ver como un tejido se mueve con el viento y que se vea la calidad de la pieza. ¡Eso es muy moda!
Recuerdo una foto tuya en la que vemos un modelo vestido con un traje impecable y a su lado un “new dandy” que es todo un contraste. ¿Eso fue un milagro?
¡Eso pasó! Estábamos fotografiando a Mathew en Manhattan y pasó DeVohn paseando a su perro. Fue como una aparición mágica. Después nos enteramos que es un personaje que se dedica a vestirse de una manera muy cuidada y a pasear por las calles. Nos lo encontramos por casualidad. Los dos representan los extremos del hombre: la masculinidad absoluta del “typical American style” y la ambigüedad absoluta. Dos mundos que se encuentran. ¡Y evidentemente, fue la foto! También recuerdo una sesión que hicimos desde el balcón de un hotel en el Paseo de Gracia. Yo estaba como de incógnito haciendo fotos y dejamos que la modelo se paseara arriba y abajo con unos vestidos espectaculares que provocaban diferentes situaciones. Un grupo de señores vestidos con traje se fijaron en ella, una mujer la miraba extrañada, pasó un señor muy gordo que hacía contraposición con ella… Estos accidentes fueron regalos que nos ayudaron a dar con las fotos que buscaba. Me gusta potenciarlo y por ejemplo, dejar que pase un coche del mismo color que el abrigo. Y dices: “¡Uauuu, qué bonito!”. Todo esto no está programado. Es tener el ojo en el momento y captarlo.
La situación y el lugar te proponen cosas, pero finalmente eres tú quien interviene.
Evidentemente hay una búsqueda por mi parte, pero tiene que haber un momento en que esto se represente. Cuando fotografío me muevo todo el rato. Doy vueltas sobre el modelo, cojo distancia, me voy, hago que se vaya, viene, vuelve, aparece un árbol por aquí, un árbol por allá, todo el día moviéndonos... Mis ayudantes van detrás de mí porque algunas veces me ha pasado que se despistan y he chocado con una farola. (risas). Se trata de hacer una imagen interesante, que te aporte algo y con elementos que funcionen. A veces ves cosas y sabes que van a encajar. Es un trabajo de captar el momento. En fotografía, en general, trabajes en la calle o en un estudio, buscas que pase algo. ¿Qué buscas? ¡No lo sabemos del todo!
¿Te interesa el retrato?
Me gusta mucho, mucho... Algunas veces sólo tengo diez minutos para hacer un retrato y no conozco de nada a esa persona. Lo importante es la imagen que me transmite en aquel momento y ver qué puedo cazar que lo haga un poco mío. A veces hay gente que no quiere hacerse la foto y es complicado... Tienes que buscar qué puedes sacar. La foto más inesperada es la que acaba siendo buena. De una sesión con Martin Sheen recuerdo que la foto que más me gustó fue la última; era como un barrido, pero era él... En una parte del encuadre había un flash totalmente desenfocado, pero veías la imagen y era Martin. Esta cosa un poco mítica, iconográfica, que se reconoce. También tengo una foto de Alaska que sale con los pelos volando y no le ves la cara pero sabes que es ella, o una portada para aB con Jimi Tenor en la que estaba de espaldas pero era reconocible. Me interesa coger la esencia.
¿Cómo recuerdas la sesión con Rossy de Palma para Stiletto?
¡Fantástica! Fue como una “performance” de Rossy en el taller de su amigo Azzedine Alaïa en París. Era un editorial de joyas. Rossy tenía poco tiempo, tres horas como máximo. Fue una sesión muy intensa en que todo estaba preparado y no dejé de disparar en ningún momento. Ella preparaba una paella en la cocina de Alaïa, pero esto era la excusa para jugar con las joyas y un bogavante... Es una persona con muchísimo carisma, con un físico privilegiado y con muchísimo “savoir faire”. Éramos unas cuarenta personas en la sala, entre los guardas de seguridad de las joyas, la gente de Alaïa, equipo de maquilladores, peluqueros, ayudantes; todo el mundo pendiente de Rossy en acción. Fue tan intenso que cuando salí de allí, me sentí muy frustrado porque pensé que no lo había hecho bien. Recuerdo que me senté en un café con mis ayudantes y estaba súper deprimido: “¡Ay ay ay ay no sé que tengo, no sé qué tengo!” Pero empecé a mirar las fotos y fueron saliendo. Al final fue portada. Nunca había trabajado con ella y para mí fue un descubrimiento.
Otro aspecto muy definitorio de tu estilo es la composición, con un resultado muy pictórico.
A mí me parece que es el ojo que te lleva a encuadrar. No lo hago de una manera muy consciente. A veces uno dispara y no sabe qué tiene, que es algo que me gusta mucho. Es en la edición final cuando descubres cosas que no habías visto. “¡Uauuu! eso me había pasado desapercibido y está aquí”. Es buscar este pequeño detalle, que a veces es como ponerle un toque de humor. No me gusta cuando todo está perfecto, me gustan los juegos.
Tienes un archivo extraordinario. ¿Está catalogado?
Hay una parte analógica desde los 90 al 2008 y mucho material digital a partir del 2008. El analógico está guardado en cajas, estantes y cajones, aunque no está muy seleccionado. ¡Un día se hará! A veces ataco alguna caja y salvo cosas. Ahora estoy en este proceso de seleccionar porque quiero revisar eso para ver que fue de aquello, porque ha pasado el tiempo. Son cosas que me pueden volver a sorprender para bien o para mal. Después tengo montones de discos duros y de todo guardo 2 copias, o casi todo, porque nunca estás seguro de que lo tienes todo.
¿Sigues el trabajo de tus colegas?
¡Sí! Hay un grupo de fotógrafos de mi generación que ha entendido que la clave es salir fuera… El mundo nos ha dado la puerta para acceder a otras cosas que aquí no son posibles. Sigo sus obras pero de una manera no obsesiva. Es muy bonito ver sus trayectorias, las disfruto y pienso que son gente con mucho talento. Me encanta el trabajo de Txema Salvans, ver cómo evoluciona y cómo es tan coherente con su obra. A los fotógrafos de mi generación les respeto a todos, cada uno va siguiendo su línea y dando lo mejor de sí mismo. Nico Bustos, Txema Yeste, todo este grupo, cada uno haciendo sus trabajos. Paco y Manolo en su estilo… Me gusta que les vaya bien a todos.
¿Crees que el público ha entendido que la fotografía es una disciplina artística como cualquier otra?
Me parece que la fotografía en general está muy integrada en el mundo del arte. Se ha valorado a fotógrafos de varias épocas, un Kertész, un Cecil Beaton, Avedon, Cartier-Bresson, Mapplethorpe, Gursky o Tillmans… Ellos han dado alas a la fotografía y han hecho que se considerara de primera magnitud. Que se defina como arte o no arte, da igual, es cultura. Como cultura, ellos están totalmente integrados en el sistema. Están en los museos. Hay muchos tipos de fotografía. ¿Cómo se filtra todo esto en el entramado de la cultura? ¿Qué nos llega de todo esto? Hay artistas considerados menores por ser menos conocidos, hijos de su padre y de su madre, “one of a kind”… Gente con trayectorias más intimistas pero igual de interesantes como un Saul Laiter, un Will McBride o un Toni Catany. Me gusta descubrir a gente que no conozco. Por ejemplo, Vivian Maier podría estar a la altura de cualquier fotógrafo del siglo XX y la han descubierto ahora. Esto es muy bonito.
¿Son maestros que te han influenciado, o has ido por libre?
Te marca todo lo que te gusta. Si te gusta, lo tienes dentro de ti. Cuando hago fotos no me digo: “Ahora haré una foto como Toni Catany”. Lo aplico de una manera inconsciente, o eso creo... A veces no conoces a un fotógrafo y ves relaciones con cosas tuyas y dices “¡ay mira, esto es aquello!”. Todo el mundo se influencia mutuamente y hoy en día más porque vemos muchas imágenes. ¡Tenemos la cabeza llena de imágenes!
¿Te interesan los editoriales de moda de la prensa española?
(Silencio) Es una pregunta delicada. A veces te llegan cosas que te dan amplitud de perspectivas y te hacen crecer. Otras veces tienes que tirar del carro con propuestas de corto alcance. Es mucho más interesante tener un mundo de posibilidades maravillosas, no hacer lo que ya sabes que funciona, o aquello para lo que se te busca. Tienen que haber mejores ingredientes. No es: “¡Vamos a hacer una sesión en la calle!”. No. ¿Qué queremos hacer? ¿Qué habrá? Se te pide lo que ya se ha visto de ti. Hay poco riesgo.
¿Crees que es por conformismo?
Es como un sentido de la oportunidad, como si tocaras… Pero sin un criterio real. No se sabe porqué te llaman realmente. A veces me piden cosas que no forman parte de mí y me pregunto: ¿Entendemos lo que hago?
¿Sabes decir no?
Sí, estoy en un momento de bastantes no… Voy aprendiendo. También es un tema de tiempo. Si me comprometo con algo, no puedo hacer otra cosa. Me gusta poderme ilusionar por las propuestas. Eso es lo más importante. Y estoy en ese momento de definir otro tipo de trabajo que no está hecho para una publicación determinada, sino que lo hago para mí.
¿Lo puedes definir?
Es un trabajo muy sencillo, de una cierta búsqueda, como siempre, todo son búsquedas... Pero acaba siendo un poco como tu espacio mental fotográfico. Es como: ¿Qué es esto? ¿En qué territorios nos movemos? Puede haber un objeto, un paisaje, retratos, pero es más un espacio mental propio. Algo que no tiene un condicionante… (Risas). Puede ser muy sencillo. ¡Va por ahí!
Parte de tu formación es cinematográfica. ¿Te has planteado hacer alguna película?
Sí, empecé haciendo cortometrajes cuando era muy joven con Carles Congost y gente del Instituto de Olot, donde teníamos una asignatura maravillosa que era cine y nos daban la opción a hacer un corto cada año. Los hacíamos con Súper 8 y nos ocupábamos de la edición, del sonido, los actores eran los compañeros de clase y eran ejercicios muy simpáticos en los que jugábamos a ser mayores. Teníamos 14 años y hacíamos argumentos a partir de las referencias que nos gustaban del cine de David Lynch, Almodóvar y otros. Cuando vine a Barcelona, tanteé alguna escuela de cine pero al final me decidí por Bellas Artes. Me daba más apertura de miras, aunque más tarde hice cine en la EMAV. Lo de hacer una película… ¿Cuándo? No te lo sé decir. Igual la haré cuando tenga 60 años, o cuando sea un viejecito entrañable. ¡Ya lo veremos! (risas).
¿Crees que nuestra generación se ha creído eso de que somos invencibles desde nuestro pequeño mundo aparte, sin necesitar nada de nadie?
Me parece que es un poco la generación del “do it yourself” y ¡así estamos! Vas haciendo porque te lo has tenido que hacer a tu manera. No se han abierto treinta puertas para que hagas lo que quieras; lo has hecho porque lo tenías que hacer y punto. No le debes nada a nadie.
¿Es importante?
Es importante sentirte libre y yo me siento libre. No siento que pertenezco a nada. No me he atado nunca a nada en concreto. No soy de ninguna “capelleta”, ni de ningún “chiringuito”. Me da igual. ¡Lo hago y ya está! Y te gusta o no te gusta. No hay más. Eso me gusta. Me da libertad. De todos modos, me interesa mucho colaborar con otra gente. No es tanto aquello de yo y mi cosa. En mi trabajo, formo parte de un equipo y estoy al servicio de un proyecto, o al revés. Hay unos límites en los que cada uno hace su trabajo y nos funciona. Colaboro con gente, formo parte de un entorno y del equipo. Pero volviendo aquí, me siento libre.
¿Has conseguido vivir sin estar atado a nada, o es una forma muy natural y propia de entender la vida?
Atado, atado, no demasiado. Creo que mi casa responde a este espacio de intimidad, del mundo que me he construido, pero es un mundo que se puede deconstruir. El mundo es tu interior, no hay otro. Tú eres tú en tu casa. Lo demás, da igual. Está muy bien estar rodeado de objetos, estoy bien acompañado, son cosas que me gustan, que me dan belleza, me aportan la energía que desprende cada cosa: el momento en que lo he comprado, o me lo han regalado, o el instante en que aquello ha sido importante para mí, todo está por aquí.
Los objetos que te rodean, este orden en el desorden en tu estudio, define muy bien tu imaginario… ¿Qué es la belleza para ti?
La belleza es absolutamente elástica y muy amplia. Yo trabajo expandiendo belleza, de alguna manera es lo que hago, no hago nada más… Es tan abstracto, que muchas veces lo encuentras. Puede ser y es muchas cosas... Es como el atractivo. ¿Qué es una persona atractiva? ¿O qué es la belleza aplicada a una persona? Existe la fealdad atractiva y los extremos que se tocan... Es un mundo de posibilidades y de investigación. ¿Qué es alguien con las facciones desorbitadas y con las orejas grandes? ¿Es atractivo? ¡Porqué no! Es aquello que nos hace únicos. Si sale de unos cánones, es bello. Es tan amplio que hasta te puedes marear.
Tu abuelo, Pasqual Riera, fue pintor. ¿Qué recuerdas de él?
Era un pintor de Olot, un lugar donde hay mucha tradición pictórica por la Escuela de Olot y mucha devoción a los santos. Él pintaba las cenefas de los santos y les maquillaba las caras; hacía el trabajo más fino. Era muy bueno haciendo lo que hacía, pero también pintaba cuadros. No tiene el reconocimiento de un gran pintor ni mucho menos, pero pintaba por placer. Era un “amateur” con mucho talento para plasmar los metales, los vidrios… Tenía ojo y una mano entrenada para eso. Pintó toda su vida. Tenía un cuarto lleno de pinturas y caballetes y yo siempre lo visitaba. Fue una buena influencia para mí, aunque nos enfrentábamos muchas veces, polemizábamos y discutíamos ya que era un poco cascarrabias, pero era bueno. Valoro su talento y sobre todo que fuera una persona que disfrutaba haciendo lo que hacía.
Creciste en un lugar muy mágico, situado en la ladera de un volcán...
¡Tiene 37 volcanes contabilizados! (risas). Es un lugar muy especial, un poco David Lynch... Todo aquello es... uauuu… Mi infancia y adolescencia están marcadas por Olot y por el cine. Me pasaba el día viendo películas. Supongo que tenía ganas de escapar de aquel valle cerrado. Pero tuve la suerte de tener amigos con inquietudes con los que iba a la Filmoteca, al cine-club; veíamos todo el cine a nuestro alcance. Vivía en la falda del volcán Montsacopa y desde mi habitación lo podía ver. Era como mío, lo subía, lo bajaba, iba al río, tenía mucha libertad y contacto con la naturaleza. Me pasaba el día dando vueltas en bici por los campos. Era fantástico. Recuerdo las luciérnagas que ahora ya no se ven, o por lo menos yo no las he visto nunca más...
¿Piensas volver a la Garrotxa?
No lo sé, ya veremos… ¡Ya se dará! ¡Ya se dará!
¿Como convives con los recuerdos? ¿Te pesan?
(Silencio). Me lo trabajo para que no me pese… Es un trabajo profundo sobre uno mismo. Es que estamos vivos y aquí… Haces lo que haces en tu vida, pero cuando terminas de trabajar tienes que trabajarte como persona. Cada cual tiene que encontrar sus herramientas, sus maneras y sus técnicas. Pero hay que trabajarlo para hacerte la vida mejor.
¿Estás en un momento de transición?
Un poco, sí. Espero que sí… Es más un momento para estar con uno mismo, hacer lo que quieres realmente y dejarte de tonterías. La vida, el día a día y lo que haces es importante. Se trata de ser más consciente de todo esto. ¿Qué es lo que realmente quieres hacer? Estoy en este momento.
¿No tienes contradicciones contigo mismo?
Sí, claro que sí… Somos los grandes desconocidos para nosotros mismos. Lo que haces es intentar entender todo esto. ¿Cómo lo entiendes? Al final te das cuenta que todo es un gran misterio. ¿Cómo abarcarlo? Es un trabajo constante sobre uno mismo y de estar con uno mismo. Me siento en proceso permanente, pero es la experiencia la que te da unas pautas con las que intentas hacer las cosas lo mejor posible. Para ti y para los demás. No eres tú y ya está. Eres tú en un entorno, siempre en relación a los demás, que es lo que te ayuda a crecer. Cada uno tiene que encontrar su manera de vivir, no es fácil, te lo tienes que hacer fácil y encontrar los elementos que te permitan estar aquí lo mejor posible. Es un trabajo de vida. Hasta el último día estarás trabajando en este sentido. El más pequeño detalle de un día, te puede dar la clave para algo. Podemos pasar la mayor parte del tiempo con el piloto automático, porque vivimos bajo mucha presión y se nos piden respuestas inmediatas, pero te pierdes muchas cosas que te pueden ayudar a entender la vida, a entenderte a ti y a los demás, a entender todo esto... Yo lo veo muy complejo. De muy pequeño, recuerdo que estaba en la cama y pensaba: la tierra, la luna, Marte, e iba tirando más lejos… Me iba, me iba, me iba y no se acababa, y me iba más lejos y más lejos. ¡Llegaba un momento que tenía vértigo y tenía que cogerme y volver rápido! (risas). Recuerdo un día que me dio pánico y vértigo ¡¡Me fui demasiado lejos y no sabía como volver!! (risas). Leí una frase que dice que para ver el mundo no tienes que salir de tu habitación, creo que era de Kafka. Y es así. Si tú quieres, viajas donde sea. Todo está en la cabeza.Todo está dentro de nosotros mismos.
Tú tienes la gran ventaja de traerlo aquí con imágenes.
¡Ojalá! ¡Ojalá! ¡Ojalá! Lo que destilas de todo esto, son las migajas… Dios mío, ¡ojalá!
¿Es ésta la búsqueda?
Sí, puede ser una… ¿Qué haces? ¿Porqué una foto más? ¿Qué sentido tiene? Para mí sólo tiene sentido si hay un contexto en el que se te pide esto. Producir, hacer, todo esto no me crea mucho conflicto mental. Cuando estoy haciendo mis cosas, tiene que haber algo más… Es lo que estoy buscando, algo que no sea una polución visual más. ¿Qué puedo aportar?
¿Qué ha aportado tu fotografía al lenguaje fotográfico?
Es difícil... Me parece que es hacerlo lo mejor que puedas en cada proyecto que tienes por delante. ¡Con eso me conformo! ¿Qué he aportado? Ostras pues… (silencio). Difícil, no lo sé…
A mí me parece evidente que ya tienes una obra muy sólida y me llama la atención que todavía no hayamos visto una exposición que la muestre.
No lo sé… Creo que hay mucho trabajo y mucha experimentación por hacer, se tiene que cocer un poco más... He apuntalado cosas y como siempre me he movido en un territorio de publicaciones, ¡todo está visto! Ya estoy suficientemente expuesto en las revistas. Quizás sea otro tipo de trabajo el que haya que ir haciendo... Ya se hará… No tengo prisa, no me importa en absoluto el reconocimiento. Es más importante llevar adelante los proyectos. Son búsquedas personales en el fondo. Tú tienes que estar contento con lo que haces y hacer tus descubrimientos. Queda mucho por hacer…
¿Qué esperas que te pase profesionalmente?
No lo sé, estoy bastante abierto a lo que pueda venir. Están llegando propuestas bonitas en buenas publicaciones. En general no quiero forzar nada hacia una vía determinada, estoy contento con lo que va llegando. Quizás me gustaría volver al estudio, más pausado… En una búsqueda más del día a día tienes resultados más íntimos y de diálogo con tu entorno inmediato. Me gustaría hacer un trabajo más de buscar lo mío. Estoy en este punto.
¿Es la edad?
¡Seguramente! (risas).
¿Tienes conflicto con la edad?
Es que todo pasa muy rápido. Este es el problema. Yo a los de 18 años ya los veo un poco lejos de mí, porque son muy jóvenes, pero hasta hace poco me sentía en concordancia. Nunca me había planteado que yo era mayor y ellos jóvenes, y mentalmente me siento un poco teenager porque hago un poco lo mismo que hacía cuando era más joven. Vivo de hacer lo que me gusta y me siento bastante libre haciendo lo que me gusta. No tengo horarios, o tengo horarios muy intensos. Hago una vida muy de “teenager” en este sentido. Pero sí, la edad es otra… (risas).
¿La curiosidad es la misma que la de un teenager?
¡Me da mucha envidia la gente que empieza porque es un momento maravilloso!Cuando lo tienes todo por hacer y decir, es fantástico. Pero no, no es la misma… Yo ya tengo una trayectoria, no estoy empezando, hace años que hago cosas… La curiosidad es distinta porque los tiempos son distintos y estoy un poco más pausado. Es otra manera de pensar… ¡Aunque no está tan lejos!
Un teenager no es un Peter Pan, ¿no?
Ahhhhhhhhh (risas). De Peter Pan lo bueno es la inocencia, que estaría bien conservar en la medida que se pueda. ¿Tiene sentido ser Peter Pan en este mundo tan tremebundo? Más que nunca. Es como una mirada inocente delante de todo esto. La pureza, precisamente, es muy necesaria en este mundo.
¿Es duro vivir para ti?
Duro no, ¡es maravilloso! Es lo que tenemos. No hay otra cosa ahora mismo. No sabemos qué tendremos. Es aquí y ahora. “Take the best of it!”. Es un privilegio estar vivo. Aquí y ahora es lo que hay. Hay que estar agradecido por todo, disfrutar la comida, el día a día… Soy Tauro, me gusta lo físico, lo terrenal. ¡Soy vitalista y alegre!
La muerte también puede ser muy atractiva… Los creyentes piensan que es la puerta del paraíso…
Por si acaso, me gusta tener una buena vida aquí tanto como pueda y disfrutar de los pequeños placeres. No te hablo de grandes placeres sino que cada día puede ser muy bonito si lo afrontas bien. Nadar es maravilloso, beber un vaso de agua es maravilloso, hay muchas cosas que pueden ser fantásticas. Me imagino a mí mismo con 107 años, porque creo que si llegas a esa edad todavía debes valorar más las cosas. Igual llegas a un momento más contemplativo… Ya que hacemos meditación y yoga igual será el momento en que aplicarás de una vez todos estos conocimientos y esta manera de vivir. Te hablo de 107 años con lucidez,  bien llevados, con bastón pero con una cabeza clara y disfrutando de tu vida. Igual no te aguantan las piernas pero todavía haces una foto.
¿Cómo definirías el momento que vivimos?
(Silencio) Complejo, por el exceso de comunicación que llega por todas partes. ¡Hay mucho ruido! ¿Qué haces con todo esto? Cada uno tiene que planteárselo. Hace 15 años que no tengo tele y programo lo que yo quiero ver. He tomado la decisión de seguir comprando DVD’s y no me descargo las películas por Internet. Leo algún periódico, no es que esté totalmente aislado de la realidad, pero no me apabullo… Necesito mi paz, mi tranquilidad, pero no vivo en una burbuja. Más o menos sé lo que pasa en el mundo, pero no busco la información constantemente, ni me agobio o me hago partidario de una causa, o me solidarizo con este y con el otro. Intento que las cosas sean como yo quiero dentro de lo posible. Es un momento de hacer actos individuales. Tú estás en el mundo en función de muchas cosas y afectas a un determinado grupo de gente. Creo que la base es ésta. No puedes solidarizarte con una causa X si tu día a día no responde a esta ética. Tiene que haber una ética a todos los niveles. La ética debería ser muy importante.
¿Por qué?
¡El momento que vivimos lo pide! ¿Se puede admitir una corruptela más? Cada uno tiene que plantearse cual es su ética y actuar en consecuencia. No quedarse con la teoría, ¡hay aplicarlo! No es: “Un día ya seré bueno”, mejor lo eres ahora.
El atentado de Charlie Hebdo nos lleva a extremos inimaginables. ¿Te preocupa el rumbo que está tomando la Historia?
Me inquieta pero vuelvo al individuo. La clave está en el individuo y lo que hace cada uno. Creo que no hay una manera más alejada de una idea de Dios que aplastar a otro, de la manera que sea. Son preguntas muy delicadas... Hay tanta violencia en el mundo de la que no hay cobertura mediática, simplemente porque no interesa… Las noticias se liquidan en días pero lo que contienen puede llevar décadas repararlo. Si miramos la Historia se ha escrito a golpe de machete, bombas y traiciones… Me hace pensar que la humanidad en el fondo está movida por la ambición y el beneficio personal, o la imposición de una manera de entenderlo sobre otra. Desde la burbuja occidental lo vemos como material de serie televisiva: la Historia resumida de “Roma” a “House of Cards”, pero el trasfondo es terrible. Una cosa es la ficción y otra la realidad, cosa que creo que se mezcla hoy en día con la sobreinformación que sufrimos. Puede haber una noticia y la contraria casi de manera paralela según qué medios consultes, como si una verdadera objetividad se hubiera perdido… ¿Dónde está la verdad en mayúsculas?
En el número 33 de METAL se ha reducido al mínimo el texto para dejar hablar a las imágenes con el objetivo de explorar las infinitas posibilidades que emergen cuando creamos un discurso puramente visual. ¿Tú piensas en imágenes?
¡Sí muchas veces! Tengo que hacer el ejercicio de no mirar tanto porque en cualquier lugar en el que esté estoy haciendo fotos. Me digo: “Mira qué bonito esto”. Y al final digo: “Relax, déjalo”.
¿Una imagen puede explicar mejor los secretos que esconde una palabra? ¿Hubieras podido hacer esta entrevista en imágenes?
No lo sé, no creo que fuera posible. Porque en el fondo la palabra está muy codificada y dirigida. Con las palabras explicas conceptos de forma más completa que con una imagen. La imagen es abstracta, la interpretas… Sería muy interesante el ejercicio pero no sé qué saldría de todo eso (risas). Sería un ejercicio maravilloso para la Editorial Siruela… Supongo que sería posible, pero no sé si entenderíamos algo (risas).
W1o2dgpvxxe6wvtlelsy.jpg
Arpd2i2i24j0ushcld8m.jpg
Chenkgzu07ejrdv0hui0.jpg
Pxvgcg9qnwtubsjt3lc3.jpg
Mhszcjuthukzmhwsw1qv.jpg
Tbmmh5evwuls55ar8jra.jpg
Krkmghnmru99yxl2cvvl.jpg
Pktdrywhj4ogmlzf5r44.jpg
Xdqwj6gb4ehoykrhbhpb.jpg
G1dojcufg90kuco2itte.jpg