El impulso creativo de Claire O’Keefe es imparable. Fotógrafa, estilista, artista y diseñadora. Con tantos proyectos entre manos, el tiempo es el valor más preciado para ella y es por eso que lo aprovecha como nadie. Ahora nos sorprende con Keef Palas, una marca de joyería efímera que pretende, además de crear piezas de una belleza natural, hacernos pensar sobre si realmente queremos vivir en un mundo en donde lo fast manda.
Tu trayectoria es como mínimo envidiable. Eres artista, estilista, colaboras en revistas e incluso eres emprendedora. ¿Cómo definirías a Claire O’Keefe?
¡No es para tanto! (Risas) Una vez te metes en la rueda de producir es difícil parar. Siempre me ha costado ser una sola cosa. Ahora mismo Claire O’Keefe es una fórmula que parece sostenerse, por fin. Trabajo de estilista y lo que gano lo invierto en proyectos personales. Tengo un lado business dentro de mí, pero existe por pura supervivencia. Necesito sentirme rica en tiempo, ya que para mí es de las cosas más valiosas que tenemos. He intentado algunas veces tener un trabajo en Babilonia y rendirme al presentismo laboral, pero no soy capaz. Creativamente toco varios campos, siempre he estado cerca de la moda y la foto, pero ambas están ya muy explotadas. Siendo consciente de ello, hace años que me abrí al documental creativo y a trabajar conceptos para proyectos de diferentes índoles, encontrando mi sitio en esta jungla. Tampoco me gusta hablar de Claire O’Keefe, me gusta mucho trabajar en equipo, detrás de un colectivo y haciendo colaboraciones.
Al final, todo es amor al arte, sea a través de la fotografía, el diseño o la moda. ¿Cuándo te diste cuenta de que querías vivir del arte?
Considero que estoy bien lejos de vivir del arte (risas), pero ya desde pequeña recuerdo el deseo de mi propio ego por ser reconocido por algo creativo. Intento que todo lo que haga me guste y esté en máxima sintonía con mis principios.
No vivimos en un mundo culturalmente uniforme, sino en una convivencia más o menos pacífica de corrientes oficiales, populares, underground o alternativas. ¿Con qué corriente te sientes más identificada? ¿Cuáles son tus referentes culturales?
Más que una convivencia de corrientes yo lo vivo más como un bucle de copy-paste muy predecible. Las tendencias las marcan algunas minorías, llámalo underground, visionarios o iluminatis. Una vez se consolida la tendencia, el mainstream –que toma cero riesgo como leitmotiv– apuesta por lo seguro para complacer a las masas, y lo convierte en tendencia oficial. Creo que vivimos un momento de descontrol en la autoría de ideas y que la gente ya no tiene ningún pudor en copiar. Lamentablemente en este país pasa mucho. Se copia y se copia bien. Mi máximo referente cultural son las vanguardias. Me fascina como revolucionaron el mundo del arte en su momento, su perseverancia, y el legado que nos han dejado. Ahora estamos muy engañados con la gratificación inmediata que nos dan las redes sociales, y suelo recurrir a ver documentales de las vanguardias y de artistas que admiro del pasado para acordarme de lo importante que es tener paciencia, que lo que cuenta es el camino, disfrutar y el aprendizaje. Otros referentes culturales random: artistas universales, arte feminista, la fotografía del siglo XX, la era de internet, el modus vivendi del mediterráneo, etc.
Basta mirar tus redes sociales para ver lo creativa que eres. ¿Qué te inspira?
Me inspiran las experiencias personales y personas, la naturaleza y la ironía. Me inspira también el proceso creativo de los proyectos. Como a veces cobran vida propia y se cierran solos.
¿Puedes hablarnos de Keef Palas? ¿Cómo decides crear joyería efímera?
El proyecto surgió este verano. Lo llevo a cabo con mi socia, Eugenia Oliva. Creamos piezas efímeras y conceptuales con recursos naturales. Veneramos la impermanencia como manifestación de consciencia del momento que vive la historia de la humanidad actualmente.
Esta elección tiene algo de performático, de acto artístico, de provocación, de reivindicación de unos valores diferentes en el diseño. ¿Cómo lo ves tú?
Exacto. Es un acto antisistema muy bello que invita a la reflexión. Keef Palas es una revolución.
Tus fotografías son una especie de diario de viaje con un claro protagonista: el mar. No por casualidad se acogen al título de My funky beach days. ¿Cómo te ha marcado?
Le doy mucho protagonismo a mis raíces y entorno. My funky beach days es una oda al Mediterráneo. Soy de Mallorca, así que criarme en una isla me ha marcado enormemente. Te crees que el resto del planeta es igual. Y qué va, luego lo flipas. El mar y la naturaleza siempre han estado presentes en mi vida. Y aunque suene a topicazo son dos cosas que necesito, si estoy mucho tiempo sin tenerlas cerca me ahogo. El proyecto lo empecé hace siete años; decidí hacerlo temático para siempre seguir un hilo y forzarme a reinventar mis fotos de paisajes, retratos, etc. Es puro hobbie.
Más de una vez has jugado con tu cuerpo como materia artística, pero esto en proyectos como Piel se ve muy claro. Háblanos de ese proyecto.
La tutora del proyecto fue Marta Dahó y aprendí muchísimo con ella sobre el proceso creativo y la aplicación de conceptos. Con Piel me propuse crear un trabajo visual donde ninguna fotografía la hubiera hecho yo. Trabajé con archivo, errores analógicos, collage, escaneados de texturas e imágenes clínicas sobre un melanoma por el que pasé hace años. Es un trabajo abstracto y conceptual. Tuve la oportunidad de exponer la obra en el Instituto Marangoni en Florencia y de ser seleccionada en Photo Works UK.
Claire O’Keefe dentro de diez años.
¡Pensar en el futuro es muy vintage!