La unión hace la fuerza, y así lo demuestran el realizador Max Larruy y la artista plástica Berta Blanca T. Ivanow con su nuevo proyecto, Study for Improvisation. A través de sus films, nos invitan a convertirnos en espectadores de los momentos de creación, en los que un artista saca todo su potencial y lo entrega a su obra. 
La primera de las piezas está protagonizada por la bailarina Carlota de Carvajal, quien establece un diálogo con las obras de Berta a través una danza improvisada. En el arte todo suma.
¿Qué es Study for Improvisation?
Max: Study for Improvisation es una serie de films que retratan el momento de creación que sucede cuando el artista se deja llevar por su impulso más profundo. La intención de este proyecto es retratar a la mujer artista, pintora, escultora, poeta, bailarina, etc. y compartir con ella ese instante tan íntimo.
¿Cómo surge la idea de esta colaboración?
Berta: A raíz de la invitación que recibo para exponer en el Celler de Can Ginestar, una masía modernista en Sant Just Desvern. Titulo la muestra bajo el nombre Gest (que significa ‘gesto’ en catalán) con la intención de presentar obras nacidas del gesto de mi mano. Creí que invitar a Carlota a dialogar con mis piezas y el espacio que las rodeaba sería una forma poética de darles vida.
¿La grabación fue improvisada?
Max: La premisa principal que nos marcamos en Study for Improvisation es que no solo el artista improvise en el momento de la grabación, sino que nosotros como documentalistas también improvisamos durante el rodaje, atentos a todo aquello que pueda surgir, sin ideas preconcebidas.
Carlota, en el vídeo vemos cómo estableces un diálogo con las piezas creadas por Berta Blanca. ¿Qué te inspiran?
Intentaba mimetizarme, ser las líneas de pintura, conectar con las texturas. Las piezas de Gest marcaban direcciones, nudos y explosiones que creaban un ritmo en el espacio y en mi cuerpo. Las esculturas de rostros me emocionaron muchísimo al tener la posibilidad de manipularlas y darles movimiento. Interactué como si de seres vivos se tratara, aunque fueran inertes. Quise darles cariño; sus expresiones alteraban las mías y al movimiento impulsivo que surgía. Al fin y al cabo bailé con Berta Blanca, ya que en sus piezas había dejado un movimiento que permanecía allí, perenne.
Berta Blanca, ¿ves reflejado en el resultado final el carácter de tu obra?
La naturaleza de mis piezas es cambiante, son obras a la espera, que se alteran en función del espacio que las acoja o los ojos que las miren. Veo en esta pieza audiovisual un mirada simple pero directa, que es resultado de la buena compenetración que tengo con Max y el hecho de que conectara con Carlota desde que la vi bailar por primera vez.
Realizador, artista plástica y bailarina, ¿cuál es el papel del arte en vuestras vidas?
Carlota: Para mí el arte está en todas partes, solo depende de cómo reciban nuestros sentidos esa información. Me gusta darle tiempo a las cosas, sentirlas con intensidad. Con la danza he encontrado cómo conectar con el mundo y me inspiro en lo que me rodea, en lo que no se dice, en lo que se siente, en lo que altera.
Max: El arte, en mi caso, me permite expresar emociones complejas a través de una imagen o un fundido, a través de un sonido o un silencio, de una forma mucho más clara, concisa y potente, de lo que lo haría sólo con palabras. 
Berta Blanca: Es para mí el narrador de lo que veo, hago y siento.