Descubrimos el universo artesanal y de vanguardia de Enric Martí, un joven diseñador de Barcelona que nos abre las puertas de su trabajo y de su mente. Con él desciframos todo un lenguaje de intensos colores y bordados, emisores del poder imaginativo que Enric define como la herramienta necesaria para sobrevivir en la densa realidad en la que vivimos. 
¿Quién y qué es Enric Martí?
Enric Martí es un joven diseñador obsesionado con intentar rodear de un halo soñador cada una de sus propuestas. Siendo consciente de las carencias individualistas en nuestra sociedad, intento plantear un camino entre realidad y fantasía donde la mujer, sin ninguna pretensión, personifique una especie de proceso espiritual con el que sanarse. Siempre he pensado que la realidad es tan densa que necesitamos de nuestro imaginario para sobrevivir. Enric Martí se define por una combinación de colores explosivos y arriesgados, el juego entre la herencia sastrería y los movimiento de vanguardia y la recuperación de la atención por el detalle, los bordados, y otras técnicas manuales que poco a poco permitimos que se pierdan.
Es muy interesante la forma como planteas ese saneamiento espiritual. ¿Cómo surgió la idea? ¿Y cómo traduces y aplicas esos elementos a tus diseños?
Todo empezó en el momento de plantear mi colección de tesis de final de grado. Siempre he sentido una gran curiosidad por las nuevas religiones contemporáneas. Desde que Nietzche hablara de "la muerte de Dios," se ha empezado a dotar de significado místico a todo aquello que antes resultaba indiferente: lo que a nivel individual suponía una plenitud que iba más allá del gusto y el puro entretenimiento. Así, el culto a la celebridad supone una herramienta para la formación de identidad de todos sus worshippers, quienes a nivel personal establecen una relación para-social similar a la de cualquier cristiano con su Dios.
Partiendo de eso, y del legado que el arte religioso ha dado al concepto de presencia, pretendo con el juego volumétrico, el colorido, y todas las extensiones de decoración de prendas , hacer un acercamiento de la moda al terreno idolátrico.
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¿Qué crees que nos aporta de nuevo el culto a una celebridad?
Las celebridades cobran sentido cuando a través de sus representaciones los individuos encuentran las claves para esculpir su identidad personal dentro de nuestra intransigente sociedad. En el pasado, las imágenes sagradas eran las que ayudaban a formar la religiosidad de todos nosotros, y teniendo en cuenta que ha habido un cambio en su naturaleza (cambiando el foco de la comunidad al individualismo), ya no nos ayudan a responder la convencional pregunta de "¿cómo podemos ser salvados?" sino "¿cómo puedo sentirme bien conmigo mismo?"
¿Qué lenguaje o mensaje esconden todas esas aplicaciones de tus prendas?
Uno de los mensajes que siempre he querido lanzar es el de vivir entre realidad y fantasía como método de supervivencia. Así, mis bordados que suelen estar a medio hacer, con hilos colgando y con las propias agujas que han realizado el proceso clavadas en la prenda, intentan materializar eso. Entiendo los materiales –tejidos, hilos, bastidores–, como la mera realidad, y todo el conjunto final –la prenda y la imagen bordada–, como la fantasía. Es una manera de otorgar protagonismo a la pura moda, así como al concepto que llevo detrás de ella.
Los bordados tienen mucha presencia en tus diseños, así como los colores. ¿Estos dos elementos son los que mejor identifican a Enric Martí?
Totalmente. Me gusta trabajar con colores muy atrevidos, saturados y llenos de vida, pero deben ser planos. No concibo un tejido texturado, ni con prints, ni con cualquier otro tipo de efecto visual. Así toda decoración de prendas, que viajan a caballo entre la sastrería y la vanguardia, viene por parte de los bordados. Es una técnica que se está perdiendo cuando hablamos del ready to wear entre diseñadores emergentes, y no podemos permitir que pase eso.
“Uno de los mensajes que siempre he querido lanzar es el de vivir entre realidad y fantasía como método de supervivencia.”
Ese amor por la artesanía, lo vemos muy reflejado también en el trabajo de Josep Font en Delpozo, ¿es uno de tus referentes?
Adoro la nueva dirección que ha tomado Delpozo bajo la visión de Josep Font. Desde que descubrí su trabajo estando en la universidad quedé prendidamente enamorado del valor manual que presentaba cada una de sus prendas. Delpozo, junto a Prada, son dos de mis grandes referentes.
¿Qué interés podría tener un diseñador emergente en una técnica tan antigua como el bordado?
Evadir el bordado, parte de nuestro legado histórico, me resulta muy injusto. La mejor opción sería trabajar como hace Iris Van Herpen, por ejemplo, que combina los nuevos recursos con lo artesanal. Pero para un diseñador emergente, resulta casi inviable. Y yo acabo siendo más partidario de innovar con la tradición, que experimentar con la innovación.
Hoy en día moda y tecnología se unifican, cambiando la forma y el concepto de diseñar y construir una prenda. ¿Cómo percibes la nanotecnología aplicada a la moda?
Suelo sentir un contraste de emociones cuando pienso en moda y tecnología. Por un lado, no podemos negar la evolución y aceptar que nuestra naturaleza está rodando. Te abre un abanico de posibilidades inmenso, sobre todo si hablamos de moda social.
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Tu colección más reciente es Loathed Reality, presentada en la última edición del Moda FAD de la 080, ¿qué punto tiene en común con tus anteriores trabajos? ¿Cómo ha evolucionado la idea en esta colección?
Loathed Reality es una especie de secuela de mi tesis The Worship. Si la tesis hablaba de la relación para-social entre un fanático y la celebridad que idolatra, del mismo modo que existe entre un creyente y su Dios desde un punto de vista sociológico, en la segunda quise aplicarlo al plano emocional. Siempre con el mismo hilo conductor: vivir entre realidad y fantasía. Me parece que es un concepto que me acompañará toda la vida, y aunque se termine materializando en distintas formas, colores y estéticas, la semántica será la misma.
Para la presentación de una colección de moda un aspecto muy importante es la puesta en escena, la pasarela. ¿Cuál sería tu montaje ideal?
Nunca me había planteado algo así. Todo depende del equipo y de los medios, y es algo que por ahora no aspiro a obtener. De todos modos, en cuanto a teatralidad siempre he tenido como referente a Galliano y McQueen. Eso lo puede responder todo.
¿Cuáles son tus planes de futuro?
Quiero seguir aprendiendo de la mano de grandes diseñadores. Haciendo prácticas o trabajando mano a mano, que me enseñen todo aquello que la universidad no es capaz de proporcionarnos. Porque cuando sales de ella, sigue siendo insuficiente el conocimiento que has adquirido para darte cuenta de cómo funciona toda la parte empresarial del mundo de la moda. Como estudiantes solemos estar centrados en proyectos que luego no tienen ningún fin económico, ni ninguna proyección comercial. No es lo mismo intentar suponer cómo funciona una empresa, que encontrarte metido en ella, la relación entre los distintos departamentos, el trabajo en grupo para que salga todo a su debido momento, etc. Te enseña que tanto logística, prensa, diseño y producción son engranajes igualitarios para que la gran máquina funcione. Y con esto no estoy hablando del mundo del retail; cualquier empresa/atelier, independientemente de su producto final, requiere este sistema.
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