Sus camisetas llevan eslóganes como ‘haute couture de barrio’ o ‘prêt-à-porter tu madre’. Con una actitud y personalidad desbordantes, Bárbara Sánchez-Kane nos cuenta cómo es ser feminista y diseñar para un ‘macho sentimental’, además de su visión de la moda conceptual. Aunque lleva tan solo dos años con su propia marca, ya la ha hecho desfilar por pasarelas en Nueva York y Los Ángeles; y es que su fuerza arrolladora hará que conquiste todo lo que proponga.
Cuéntanos sobre la persona rebelde que creó Sánchez-Kane.
Cuando estudié diseño no pensé en crear mi propia marca, pensaba trabajar para otros diseñadores. Todo empezó cuando empecé a recibir invitaciones para desfilar en distintos lugares. La primera vez que lo hice fue en la semana de la moda de Los Ángeles; en ese momento estaba haciendo un internship y me planteé crear la colección y experimentar con ella. Fue gracias a la respuesta de la gente que me animé a hacer más, y así nació Sánchez-Kane. Surgió de manera natural, que es como creo que deben darse las cosas. En febrero presento mi colección Fall/Winter 2018 en el Council of Fashion Designers of America (CFDA) en Nueva York por tercera vez consecutiva.
¿Cómo alguien que se presenta como feminista llega a dar su visión en el terreno de la moda masculina?
Pienso que existe el feminismo por que existe el machismo. Cuando se habla de casos de injusticias laborales y sociales, no considero que solo se deba salir a la calle con una pancarta. Se ha creado mucho odio en el mundo, y se ve en casos como el Brexit o lo que está pasando en los Estados Unidos, y yo como diseñadora uso mis herramientas para decir lo que pienso, siento, y vivo. Empecé a diseñar ropa para hombre porque me identifico más con mi parte masculina; me gusta vestirme con trajes, y no podría hacer vestidos de gasa ni cosas así.
A la hora de tomar el vuelo para salir de tu ciudad, Mérida, ¿por qué escogiste Florencia como destino para estudiar moda?
Estudié Ingeniería Industrial y me gradué con veinticuatro años. Cuando terminé la carrera empecé a ver opciones para estudiar moda y encontré Polimoda. Pero considero que lo más importante no es la escuela sino las experiencias, la gente que conoces, y el vivir fuera de tu país.
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Me atrevería a decir que México es un país con una de las culturas más rica del mundo. Vemos reflejada esa herencia profunda en tus prendas. Sin embargo, sales de México para hacerte un hueco en la moda. ¿Estamos hablando de ‘malinchismo’ o simplemente querías salir del país y vivir nuevas experiencias?
Por suerte he tenido una familia que me ha apoyado para que estudie fuera a pesar del coste. En México, el sistema educativo justo empieza a trabajar en moda y en diseño; la fashion week tiene apenas diez años, es prácticamente nueva. Pero sí que existe el ‘malinchismo’, a mí me ha pasado: ninguna editorial en México contestaba a mis mails hasta que desfilé para VFiles. El ser de fuera, algo exótico, ayuda a vender.
Tu trabajo desprende multitud de mensajes: cargados de rebelión, lucha, manifiesto político y feminismo. ¿Qué te lleva a inspirarte en esos conceptos?
Tal como comentaba antes, cuando he hablado de mi marca, sin darme cuenta ya la había creado. Con las colecciones me pasa lo mismo: solo tengo que mirar a mi alrededor, ver lo que pasa cerca de mí, y trabajar sobre ello. Me encantan las palabras y empiezo una colección a partir de escritos, lo que encuentro en murales, etc.
Diseñadores como Walter Van Beirendonck o Rick Owens usan la moda como plataforma de reivindicación al igual que tú. ¿De qué manera crees que el uso de este lenguaje contribuye como denuncia social? ¿Es la moda una herramienta eficaz para transmitir mensajes de rebelión, inconformismo, y reivindicación?
Hay que ver, por ejemplo, lo que hizo la mini falda en los años 60 por la mujer. Se dijo que por primera vez se liberaba, y tan solo por llevar una falda corta. Considero que la moda se puede seguir usando como medio de denuncia social de lo que pasa en la actualidad. Admiro muchísimo a Walter, es mi diseñador favorito. Lleva en esto muchos años pero aún sigues viendo la frescura e innovación en todos sus diseños; pienso que lo hace como forma de expresión.
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¿Crees que la moda es un buen medio de expresión, que llega a mucha gente?
Sí, claro, en política se usan camisas y gorras para promover a un candidato; es una manera de integrar más a los jóvenes y atraer a las nuevas generaciones al voto. Y fue en eso en lo que se inspiró Demna Gvasalia en Balenciaga para una colección.
La moda conceptual tiene un handicap y es que no toda la sociedad la entiende. ¿Crees que algún día llegue a estar aceptada por todo el mundo?
No, no lo creo. Para eso existen los gustos, para que existan diferentes respuestas en el mundo. Siempre va a existir lo políticamente correcto. Sin embargo, yo me centro más en una personalidad fuerte. Una vez me dijeron que mi ropa era ‘cute’, y yo me quedé muy sorprendida. Me puedes decir que mi ropa es chingona, pero no ‘cute’.
El machismo en México es algo que aún perdura y por lo visto seguirá siendo así. ¿Es Sánchez-Kane lo que le hace falta a México? ¿Cómo esperas que tu trabajo influya en el modo de pensar o incluso actuar de la gente?
Lo que más me ha gustado de crear esta marca es que mucha gente me escribe; hay mexicanos y estudiantes de diseño de otros sitios que me dicen, ¡qué chingón que puedas hacer esto!, y que se sientan con la confianza de decir, ¡fuck it, yo también lo quiero hacer! He tenido la oportunidad de dar un workshop en una universidad de Monterrey –nunca había enseñado antes y me encantó. La experiencia y todas las respuestas y comentarios que recibí me animaron, me hicieron pensar que voy por el buen camino.
También el hecho de presentar mi trabajo otra vez en Nueva York es una oportunidad super grande; llevo dos años con mi marca y nunca me lo hubiese imaginado. Es el crear tu mundo e invitar a la gente a que se meta en él, transmitiendo tu percepción de belleza y lo que quieres que el mundo vea. Me encanta la frase “Find your myth, group of misfits and let it stay together”.
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Has ido saltando de ciudad en ciudad presentando tus colecciones, pero posteriormente has desfilado en México, tu propio país. ¿Cómo recibió tu trabajo el público de allí? ¿Crees que el haber triunfado en el extranjero ha hecho que se te mire con mejores ojos?
Sí, obviamente te abren más las puertas. Presenté una colección con la que ya había desfilado en Nueva York porque una revista me invitó a desfilar junto a varios diseñadores más. Nunca había llorado en un show, pero en ese lo hice. Durante el año trabajé no solo en moda, sino que también estuve en un museo, y colaboré con el estilismo de la campaña de H&M en México; así que hice cosas muy diferentes a diseñar. El desfile en México surgió de todo lo que había aprendido durante el año. La unión del estilismo, la música, los modelos, la energía, las entrevistas, y todo lo que pasó en conjunto me hicieron llorar. A fin de cuentas amo México, mi marca es mexicana y fue muy sentimental.
Defines tu trabajo como “caos emocional”. Sin embargo, tus prendas son fruto de la artesanía y un trabajo meticuloso. ¿Cómo enlazas el caos con la precisión en tu trabajo?
Te diría que tomaras una foto de mi estudio y lo entenderías, nunca hay orden (risas). El proceso creativo es un caos: tengo una idea, la pruebo, y la tiro. Soy un desmadre, por eso digo ‘caos emocional’. En las colecciones me involucro mucho y me pongo a mí como personaje, por eso siempre hay una figura femenina –que me representa– rodeada de hombres. En ellas integro todo lo que está pasando en mi vida.
¿Qué es lo que siente y busca el chico Sánchez-Kane?
Yo no pienso en un hombre en concreto. Puede ser cualquier persona, desde un Godínez –en México se les llama así a los que trabajan un una oficina– hasta alguien que quiera divertirse, que se sienta identificado con lo que estoy proyectando. Lo llamo ‘macho sentimental’, y es el hombre al que quiero vestir: el que tiene contacto con sus emociones. Aquí, si eres muy sentimental, ya tienes que decir que eres gay; pero no, puedes ser muy macho y llorar en público.
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Antes de ser diseñadora de moda te graduaste en ingeniería industrial, dos mundos muy complejos y diferentes. ¿Hay alguna influencia de tu carrera anterior en las colecciones de Sánchez-Kane?
Sí, sí que la hay. Trabajé para una presentación en un museo e hice unas botas que se movían mecánicamente, lo cual es un trabajo más de ingeniería. Todas las vivencias personales, buenas y malas, se muestran a la hora de diseñar –aunque unas estén más latentes que otras.
Actualmente hay un boom por lo que a ecologismo, reciclaje, reutilización de materiales, etc. se refiere; el planeta lo está pidiendo. En el mundo de la moda cada vez son más los diseñadores que investigan tejidos y materiales ecológicos. En tu última colección, Men without Fear, hemos visto algún accesorio hecho con botellas de plástico ¿Te sumas a esta gran tendencia o es simplemente fruto de la inspiración?
No, fue básicamente una respuesta a un tweet que hizo Donald Trump donde decía que no existía el calentamiento global.
Finalmente, ¿a dónde quieres llegar con este proyecto llamado Sánchez-Kane? 
No me imagino mi vida sin poder crear. Este año he hecho muchas cosas por lo tanto quiero continuar con mi marca pero también con proyectos paralelos, además de seguir desfilando fuera. Presento mi colección Fall/Winter 2018 en la New York Fashion Week el 5 de febrero. Hay un trend forecast en México que dice que las marcas nacionales no duran más de diez años y que no hay constancia; así que obviamente es difícil mantener una.
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