Taller d’en Joan es un lugar donde no sólo se personalizan camisetas con tu propio diseño, también es un punto de encuentro para diseñadores y artistas que desprende innovación, frescura y personalidad. Y eso se lo debemos sin duda a Joan Bernaus, el suyo es un ejemplo del empuje y de la importancia que cobran cada vez más las imprentas en su intento por destacar y hacerse un hueco tanto en las industrias del diseño como del arte y textil.
Detrás del Taller d’en Joan nos encontramos con Joan, fundador del estudio donde predomina lo digital, el vinilo y la serigrafía. Cuéntanos un poco sobre ti. ¿Cómo y cuándo comenzó tu interés por la serigrafía y la imprenta? ¿Cómo y dónde nació el Taller d’en Joan y qué te impulsó a crearlo, destacando gracias a un concepto diferente al de las demás imprentas?
Mis padres estampaban camisetas ya en el 1975, así que crecí rodeado de fotolitos y pantallas, donde el pulpo de serigrafía se convertía en un tiovivo improvisado bastante a menudo. Pero antes de dedicarme al textil pasé por varias agencias de publicidad y estudios de diseño, donde asenté mis bases como grafista. Dos años antes de convertirse en Taller d’en Joan, también tuve un par de experiencias como tienda de jóvenes diseñadores. Al final todo ese recorrido se plasma en el estilo personal del taller, que no solo se ha nutrido de mi experiencia, sino de la de todos los profesionales con los que me he cruzado (que no son pocos).
¿Es tu trabajo tu pasión? ¿Qué haces cuando no trabajas? 
Soy bastante nerd, y todo lo que signifique aprender me obsesiona. En mi trabajo siempre surgen retos, y es en esos momentos que rompen la rutina donde me olvido incluso de que estoy trabajando. Cuando tengo tiempo libre hago fotos y videos, pero la vida de un autónomo es una batalla contra el tiempo, así que cuando me puedo escapar del taller y de las obligaciones que conlleva, intento vivir y viajar a lugares poco gentrificados.
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Ofreces diseños personalizados, servicios DIY e incluso básicos en ropa. ¿Cómo describirías el contenido de tu trabajo? ¿Sigues algún criterio en el proceso de trabajo? ¿Qué es lo que Taller d’en Joan un sitio especial?
Mi trabajo consiste en ser parte diseñador, parte impresor. La meta es que el cliente pueda disfrutar de su pedido lo antes posible sin renunciar a la calidad. Normalmente la entrega se hace entre 1 o 2 horas, porque creo que el mantra de dejarlo todo ‘para mañana’ es un problema real en muchos proyectos de este país. Rara vez he dicho que no a un pedido, por muy urgente que este fuese y aunque haya tenido que pasarme la noche delante de la plancha; siempre cumplo, soy mi mayor crítico.
Deducimos que en esta profesión hay que estar al día de las nuevas tecnologías, nuevos colores, tipografías y últimas tendencias ¿Qué haces para mantenerte a la última con las novedades de tu profesión? ¿Qué programas y materiales utilizas en tu trabajo?
Para estar al día de la tecnología sólo hace falta darse una vuelta por la red o, si hay tiempo, visitar la multitud de ferias que existen (de las que soy muy fan). En cuanto a las modas y la velocidad a la que se reciclan, he visto tendencias reutilizadas en tiempos récord. Así que el historial de trabajos que tengo almacenados ya es una gran fuente de referentes. Dispongo también de una colección de catálogos de camisetas que van desde el año 79 hasta hoy, y que guardo como oro en paño. Por lo que atañe a la infográfica, hace años que dejé de lado los programas de pago. Todos los programas que utilizo en la tienda son de fuente libre; yo no comulgo con Photoshop.
¿Qué te ha enseñado hasta ahora este trabajo? 
He tenido la oportunidad de ver cómo proyectos de garaje, que nacen de una simple ilusión y carecen de o tienen pocos recursos, acaban consolidándose como marcas. Esto es una de las cosas más interesante de mi trabajo: ver cómo una idea abstracta se convierte en un producto con el que se representa una corriente que canaliza el sentimiento de un colectivo más allá de la estética.
¿Qué es lo que más te divierte? ¿Y lo que menos?
Reescribiendo una frase de Dickens: “Fueron los mejores clientes, fueron los peores clientes”. El trato con la gente es un gran aliciente. Me gusta que el cliente tenga una mente abierta y que se deje asesorar o recomendar por las diversas técnicas. Así tiene más opciones donde elegir y esto hace que, de un trabajo normal, pueda salir algo excepcional. Me encanta cuando surgen sinergias y aprendo algo nuevo de forma inesperada. Sin embargo, hay clientes que entran por la puerta con prejuicios y sus expectativas se convierten en su peor enemigo. Con estos no tengo paciencia. Hay demasiados trabajos interesantes como para perder el tiempo en los que intuyes que todo serán problemas. El lema de ‘el cliente siempre tiene la razón’ no es dogma en el taller.
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La colaboración con artistas y diseñadores de la ciudad de Barcelona desempeña un papel clave en tu práctica. ¿Destacarías algún diseñador y/o artista-cliente-colaborador en especial? ¿Qué dirías que es lo más demandado de tu trabajo?
Hace mucho tiempo que trabajo con profesionales de muchos sectores creativos: cine, moda, restauración, etc. Al no ser muy proclive al marketing, no tengo ni una referencia en la web de los trabajos realizados, pero actualmente estoy metido de lleno con la nueva colección de camisetas de Costalamel, con quien colaboro todas las temporadas; y con Hanako Mimiko, de cuyos prints me encargo desde hace un año. Supongo que la gente que confía en mí valora mi flexibilidad y mi afán por los retos.
¿Qué proyecto destacarías particularmente como tu favorito? 
Tengo proyectos de continuidad que me gustan en su totalidad. Pero si hay alguna dinámica de trabajo que me gusta especialmente por sus particularidades es la de los proyectos que me plantean estilistas como Carolina Galiana, para la productora Canada (entre otros), ya que, muchas veces, son trabajos complejos que recompensan por su resultado.
¿Qué sugieres a aquellos que quieren acercarse a esta profesión de la imprenta y la serigrafía?
Lo que le recomendaría a cualquier persona que quiera aprender algo nuevo es que el tiempo apremia, así que cuanto antes mejor. Y que equivocarse es parte del proceso, ¡no hay recompensa sin riesgo! En esta pantalla hay un mundo, muchos foros e interminables manuales; siempre es un buen inicio apuntarse a algún curso, pero sobretodo hay que invertir en material y empezar a mancharlo todo. No os preocupéis si de 100 intentos os salen mal 99; si intentáis aprender algo sin equivocaros, no llegaréis muy lejos. Llegará el momento en el que, de 1000, no os equivoquéis en ninguna.
¿Cómo esperas que Taller d’en Joan siga evolucionando? ¿Algún proyecto en mente?
Después de 12 años en esto, toca hacer algunos cambios. Igual una pausa para retomar energías.
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